Recomendación de Valeria Correa Fiz
“Me gusta poner inyecciones. Los culos cuentan cosas que las caras ocultan. Son como la segunda lectura que te proponen las buenas historias, una forma de releer. La ropa interior y el modo en que alguien se tumba, se baja los calzones para que la aguja entre en la carne y la velocidad con la que se los suben cuando todo ha terminado también cuentan.
Hay mucho relato encerrado en los cuerpos.
Me gustan las mujeres mayores que usan tangas de encaje. Y el lado cómico de los hombres serios que usan calzoncillos con estampados colorinches. O a la inversa, los hombres de amplias sonrisas que visten interiores oscuros. Hay culos esmirriados, culos avaros en las carnes y en el alma. Y también, redondos culitos enérgicos, tan bien proporcionados como caprichosos: de querubín. Culos fofos enfundados en pretenciosos calzoncillos de seda negra y monograma. A mí me gustan los grandes culos, muy blancos y mullidos, que dan cuenta en silencio de un carácter sedentario e imaginativo: culos de gente de interior que sorbe copitas de licor y lee novelas antiguas mientras come chocolate. Hay un mundo allí, debajo de la ropa y en la carne.
-Bájese los pantalones -digo y me dispongo a leer lo que la mano tímidamente me descubre. (…)”
Valeria Correa Fiz (“Hubo un jardín”)