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Published on: Notas

Inteligencia profesional: un diferencial frente a la IA

Por María Paula Rennella-Gabriela Marsiglia  

 

Dónde estamos. La era de la Complejidad.

En los últimos años hemos asistido a un crecimiento de trabajos con conclusiones sobre el futuro del ejercicio de la abogacía que vaticinan un giro transformador que cambiará la práctica del Derecho; que explican el desarrollo de un New Law como contraposición al denominado Big Law(1), y que advierten que nuestra profesión está en la antesala de la disrupción legal(2).

La capacidad de almacenamiento de enormes cantidades de datos (big data) y la velocidad de procesamiento adquiridas con el actual estado del desarrollo tecnológico, permiten ofrecer soluciones al mundo legal, antes impensadas.

Aparecen nuevas relaciones y conflictos. Baste como ejemplo pensar en los titulares de criptomonedas, los titulares de las bases descentralizadas que dan soporte a las cadenas de datos (blockchain); en los conflictos suscitados a partir de la ejecución de contratos inteligentes; las responsabilidades derivadas por decisiones tomadas por algoritmos en forma automática, o por daños causados por cosas conectadas mediante IoT. Desafíos nuevos respecto de la privacidad de datos, la circulación y almacenamiento de información; la manipulación a través de redes sociales, la comisión de ilícitos propios de ese medio y las defensas de derecho de los particulares.                                                  

Un mundo interconectado y con infinitas interacciones, presenta problemas complejos en los que hay causas múltiples que se relacionan entre sí y no pueden ser solucionadas en un abordaje de cada parte en forma independiente. Las redes sociales pueden operar como sistemas complejos compuestos por elementos individuales heterogéneos que interactúan entre sí. La complejidad surge de la fusión de lo real y lo digital. Aparecen nuevas paradojas. El derecho debe acompañar todo esto.

Un derecho omnipresente, como lo describiera en forma admirable, Carlos Nino: “El derecho, como el aire, está en todas partes. Por ejemplo, puede ser que hoy usted se haya contenido de ejercitar su agradable voz bajo la ducha, recordando que vecinos con poca sensibilidad artística podrían hacer valer ciertas ordenanzas contra los ruidos molestos; seguramente usted se habrá vestido al salir de su casa, porque entre otras razones, usted sabe bien que hay regulaciones jurídicas que desalientan una excesiva ligereza en el vestir; probablemente usted haya celebrado un contrato tácito de transporte al ascender a un ómnibus público o, si ha conducido su automóvil, habrá seguido, o simulado seguir, algunas reglamentaciones y habrá hecho uso de la facultad jurídica de transitar por la vía pública; es casi seguro que usted debe haber celebrado hoy varios contratos verbales de compraventa (al adquirir, por ejemplo, el periódico o cigarrillos) y de locación de obra (al llevar, por ejemplo, sus zapatos a arreglar); aunque usted no tenga un físico imponente, usted tiene alguna confianza en que probablemente no será golpeado, insultado, vejado o robado gracias a la «coraza» normativa que le proporciona el derecho; la organización donde usted trabaja o estudia (es de esperar que usted no sea un miembro de una asociación ilícita) está seguramente estructurada según una serie de disposiciones legales; si usted tiene que hacer un trámite quizá no advierta que cada uno de sus intrincados pasos está prescripto por normas jurídicas. Todos estos contactos con el derecho le ocurrirán a usted en un día normal; piense en cuánto más envuelto en el derecho estará usted cuando participe de algún suceso trascendente, como casarse, ser demandado judicialmente”(3).

Lo digital multiplica exponencialmente la necesidad del derecho y sus aplicaciones. Su abordaje invita a revisar otros saberes. La ciencia de la complejidad tuvo su primer desarrollo en el mundo de la física, pero se ha extendido y demostrado su utilidad también en ciencias sociales como la economía y la sociología. Gardner, al referirse a la investigación interdisciplinar, señala como ejemplo de un nuevo concepto tentador y oportuno el caso de la teoría de la complejidad, el caos y las catástrofes desarrollada por los matemáticos y se pregunta por su extensión a la biología, las ciencias sociales como la economía y en las humanidades, como la historia política y la historia del arte(4).

Un sistema complejo es aquel en el que la interacción entre las distintas unidades que lo componen hace que emerjan características completamente imprevisibles, que no estaban presentes en las unidades originales(5). Se abordan problemáticas de estas disciplinas mediante la teoría de las redes por parte de quienes trabajan en modelar y analizar dinámicas y comportamientos emergentes de sistemas sociales, económicos y urbanos. Los problemas provienen de diferentes disciplinas, y el que en la Era digital todo esté conectado a una red, permite que muchos de los análisis se puedan efectuar solo en términos de sistemas complejos. 

La omnipresencia del derecho y la circunstancia de que él se manifieste como una parte o aspecto de fenómenos complejos, es la razón por la que se considera que es muy difícil aislarlo conceptualmente para explicar su estructura y funcionamiento(6).  

Los abogados podrán ser parte de trabajos interdisciplinarios para abordar soluciones legales de conjunto, tanto para temas del ámbito empresarial como de la elaboración de políticas públicas. Quienes han avanzado en estudios de sistemas complejos aplicados a las ciencias sociales, advierten que éstos presentan dificultades para su total control, y demandan la aceptación de la existencia de riesgos y margen para la duda. Se hace referencia a la necesidad de tener humildad con el éxito y menos crueldad con el fracaso porque no se puede mantener la ilusión de que con grandes inversiones de recursos se asegurará la identificación de problemas y la provisión de soluciones(7).

Esta nueva realidad y campo de acción profesional es la que nos moviliza y exige urgente, pensar en cual debe ser la estrategia de los abogados para armarnos, formarnos, y desarrollar nuestros poderes, potencialidades, talentos, para este nuevo universo. 

Qué se espera de los profesionales.

Hace una década Stephen Covey distinguía la Era de la Información de la actual, porque ya no era suficiente para garantizar la supervivencia y el desarrollo profesional, el acumular la mayor cantidad de datos en la memoria, y concluía: “El conocimiento de los datos por sí mismo ya no marca la diferencia entre las personas que consiguen tener éxito y las que no” (…) “Por el contrario, las personas que ahora aparecen como los nuevos “vencedores” del siglo XXI -los nuevos prósperos- son las que poseen capacidad creativa que se encuentra por encima de la media, unos profundos conocimientos analíticos, un talento natural para prever las cosas y -sorpresa, sorpresa- una notable capacidad para relacionarse con los demás.”(8)

El desarrollo de Covey apunta al concepto de grandeza primaria, la que entiende al alcance de todos, y tiene que ver con la integridad, la ética del trabajo, el tratamiento de los demás, la motivación y el grado de iniciativa de una persona, y también está relacionada con la personalidad, la colaboración, el talento, la creatividad y la disciplina de una persona(9).

Por su parte, Daniel Goleman quien ha demostrado que la inteligencia emocional es un factor de predicción del éxito académico y del éxito en la vida más preciso que el  cociente intelectual, destaca que los líderes corporativos tienen que poseer, además de las aptitudes técnicas e intelectuales, los siguientes rasgos y competencias si quieren tener éxito: a) Competencia personal: conciencia propia, valoración adecuada de uno mismo, confianza en uno mismo, autocontrol, transparencia, adaptabilidad, rendimiento, iniciativa, optimismo; y b) Competencia social: empatía, conciencia organizativa, servicio, liderazgo inspirador, desarrollo de los demás, creación de cambios, gestión de conflictos, creación de vínculos, trabajo en equipo y colaboración.

En el trabajo “El Futuro de las Profesiones”, sus autores destacan como capacidades que los profesionales humanos aportan en su trabajo diario, las siguientes: a) Capacidad  cognitiva: capacidad de pensar, comprender, analizar, razonar, resolver; problemas y reflexionar; b) Capacidad afectiva: la capacidad de tener sentimientos y emociones, tanto introspectivos como en respuesta a los demás; c) Capacidad manual: la aptitud física y psicomotora; d) Capacidad moral: la facultad de distinguir el bien del mal; de razonar sobre lo que es correcto o son medios equivocados y de asumir la responsabilidad de las decisiones y  acciones cuyo acierto y error se pueden haber ponderado.

Finalmente, Howard Gardner, nos recuerda que el mundo futuro exigirá capacidades a desarrollar para estar en condiciones de enfrentarse a lo previsible, así como a aquello que no es posible anticipar, y que abarcan tanto el espectro cognitivo como la iniciativa humana(10).

¿Y los abogados?

                 Cuando se describe a los “abogados del futuro” observamos que se demanda de ellos un sinnúmero de talentos y habilidades(11).

¿Por qué tantas exigencias? Porque en este universo interconectado, los problemas legales son otros. Reformulados o nuevos. La inteligencia artificial, interviene con fuerza en el mundo del derecho y en el ejercicio de la abogacía desde diversas vertientes: 

  1. Obliga a pensar en el impacto de la inteligencia artificial hacia el futuro y la necesidad de su regulación. 
  2. Presenta desafíos de revisión para estructuras jurídicas tradicionales como la personalidad jurídica, la responsabilidad civil y penal, contratos, propiedad intelectual, protección de datos etc.
  3. Genera enormes dilemas ¿Es ético crear programas que recopilan información sobre nuestro comportamiento? ¿Dónde está el límite de la privacidad? ¿Hasta qué nivel es lícito que un humano sea supervisado, analizado, escudriñado en sus detalles más íntimos por legiones de programas operados por intereses que desconocemos?(12)
  4. Interpela en la práctica jurídica cotidiana para aumentar la eficacia de las tareas, para incorporar herramientas tecnológicas. La IA es un miembro más del equipo jurídico. 
  5. Favorece modelos alternativos de ejercicio de la abogacía. 
  6. Ofrece la oportunidad a los abogados de participar en el desarrollo y diseño de sistemas de inteligencia artificial legales mediante la gobernanza de datos jurídicos, la re-ingeniería de procesos legales y la aplicación de técnicas de inteligencia artificial. La alimentación de estos sistemas requiere el conocimiento técnico del profesional del derecho. 

Somos testigos y protagonistas privilegiados de la tormenta poderosa que se está formando. Nuestro mundo jurídico se agita. La tecnología empuja, acelera y ayuda. Hay agotamiento de las estructuras tradicionales. Se nos exige hoy, más que nunca, que agreguemos valor. Que sumemos. Que el ejercicio del derecho sea como la medicina clínica. Preventivo. Alejado del conflicto. Esto nos hace competitivos.

Es interesante el abordaje y descripción de José Ignacio Solar Cayón en “La inteligencia artificial jurídica”, en cuanto expresa: “En este contexto de un entorno profesional sometido a la creciente presión externa de los clientes e interna de un sistema de trabajo ferozmente competitivo, muchos abogados insatisfechos (…) han liderado la emergencia de un New Law, emprendiendo nuevos modelos de negocio. Unos modelos que como característica común vienen a ofrecer mayor flexibilidad. Mayor flexibilidad para la empresa-cliente que puede optar entre una gran diversidad de  formas de contratación y de niveles de implicación de los profesionales contratados en la propia organización y funcionamiento de la empresa, lograr precios significativamente inferiores a los bufetes tradicionales e incluso negociar sistemas de facturación alternativos a la tradicional tarifación por horas de trabajo, obtener la prestación de otros tipos de servicios profesionales complementarios o adicionales a los jurídicos”. También argumenta el autor que esto beneficiaría a los profesionales que podrían tener un mejor balance entre su vida personal y laboral(13)

Asistimos a la aparición de prestadores de servicios jurídicos alternativos, que en algunos casos pertenecen o son liderados por profesionales de otros saberes, y se ofrecen servicios legales o soluciones que hasta el momento estaban a cargo sólo de abogados, a través de plataformas de servicios en Internet.

Por otra parte, los titulares de áreas legales de empresas dan cuenta de una progresiva exigencia para brindar más servicios con menos asignación de recursos. Más por menos. Esta mayor presión encuentra remedios inmediatos, la concentración in house de tareas o la tercerización de asuntos sólo en temas muy especializados, con el fin de liberar horas del staff permanente. Hay que considerar, también el impacto de soluciones tecnológicas que permitan sustituir tareas automatizables, reducir tiempos y horas de trabajo, así como la incorporación de disciplinas y herramientas para la gestión de proyectos aplicadas al servicio legal como el Legal Project Management y el Legal Design Thinking.

Estos nuevos modelos de ejercicio de la abogacía han sido caracterizados en el trabajo de J.C. Williams, A. Platt y J. Lee (14) quienes distinguen cinco grandes tipos de nuevas firmas jurídicas y compañías prestadoras de servicios jurídicos: 

  1. “Secondment Firms: proporcionan a los departamentos jurídicos de las empresas e incluso a los propios bufetes de abogados que se integran de manera temporal o a tiempo parcial en sus equipos de trabajo, al objeto de diseñar y ejecutar proyectos jurídicos específicos o de realizar determinadas tareas, normalmente de alto nivel.
  2. Law Business Advice Companies: combinan el asesoramiento jurídico con el asesoramiento empresarial o financiero.
  3. Law Firm Accordion Companies: se constituyen como plataformas online que disponen de una red de abogados freelance (básicamente profesionales que sólo desean trabajar un número limitado de horas -sobre todo mujeres, o que quieren conseguir un trabajo adicional) cuyos servicios ofrecen a bufetes y a los departamentos jurídicos para que estos puedan hacer frente, sin necesidad de modificar su plantilla a picos coyunturales de carga de trabajo. No son, pues, firmas jurídicas sino empresas match-makers que actúan únicamente como plataformas de intermediación entre profesionales y clientes, conectando a los abogados que trabajan bajo sus paraguas con los despachos y asesorías que precisan sus servicios.
  4. Virtual Law Firms and Companies: a diferencia de las firmas jurídicas tradicionales, sus abogados trabajan desde casa y sólo cobran por el trabajo que realizan, quedando normalmente en manos de la Compañía la función de la captación de clientes.
  5. Innovative Law Firms and Companies: bajo esta categoría incluyen muy diversos tipos de bufetes y compañías que realizan innovaciones importantes en algunos de los elementos centrales del modelo tradicional del ejercicio de la abogacía, como la oferta de sistemas alternativos de facturación o de tarifas planas, la disolución de estructuras jerárquicas, la flexibilidad en la dedicación del profesional o la eliminación de su obligación de atraer nuevos clientes o trabajo a la compañía”.

La aparición de tecnologías disruptivas y su aplicación a distintos ámbitos, genera una alteración en la prestación de servicios y la distribución del trabajo en general. La descripción precedente muestra algunos ejemplosde nuevos negocios jurídicos en continuo movimiento y transformación. Esto pone de manifiesto que el ejercicio de la abogacía, en particular, está siendo atravesado por una serie de factores que obligan a repensar qué se espera o necesita de un abogado. 

Si como afirma Susskind, el cambio en el ejercicio tradicional de la abogacía no significará que haya menos puestos de trabajo para los abogados en el futuro(15), cobra especial interés conocer la diversidad de prestación de modelos jurídicos; el nuevo espectro de tareas y actividades jurídicas que los abogados podrán realizar y cuáles serán las potencialidades que necesitarán para su desempeño.

La abogacía tendrá que reinventarse. Convertir a los abogados en expertos en tecnología, no es el camino. Tal vez, una posible respuesta a ensayar sea desarrollar ciertas potencialidades transversales que nos permitan ser y ofrecer síntesis brillantes construidas con conocimiento jurídico, con pinceladas del pensamiento de programación, con soluciones creativas, con valores humanos y con una visión estratégica en función del propósito. Para esto, hay potencialidades que consideramos, son esenciales para adaptarnos a estos nuevos escenarios que nos están desafiando. 

 

La formación.

En la primera mitad del siglo XX, y ante el debate para que los estudiantes de derecho dejaran un poco las bibliotecas y tomaran contacto con la realidad del ejercicio de la profesión y los tribunales, un profesor norteamericano recordaba una carta que Galileo había escrito a Kepler en la que relataba: “está el principal profesor de filosofía, a quien repetida y urgentemente he solicitado que mire la luna y los planetas usando mi telescopio, pero rehúsa tercamente a hacerlo. ¿Por qué no está usted aquí? ¡cómo nos reiríamos al escuchar tan gloriosa insensatez! Y así poder presenciar la elaboración de argumentos lógicos que realiza el profesor de filosofía de Pisa ante el Gran Duque como si fueran conjuros mágicos para cautivar …a los planetas y sacarlos del firmamento”(16),. El profesor manifestaba su esperanza de que las facultades de derecho dejarán de usar argumentos lógicos como conjuros mágicos para evitar que los estudiantes observaran lo que sucedía en el cosmos legal. De igual modo, hoy confiamos en que las universidades adaptarán sus programas para preparar a los futuros abogados y a sus graduados para el nuevo ejercicio profesional. 

La cultura de los abogados se integrará como parte de un ecosistema diverso, compuesto también por otras disciplinas. Nuestra formación deberá ser continua e incluir una variedad de habilidades sociales, además de orientarnos en negocios, estrategia, análisis, tecnología, entre otros saberes. No hay tiempo para resistencias. Las facultades de derecho no pueden estar desvinculadas de la realidad, ni prosperar sustentadas en una magia jurídica y el mantenimiento del modelo de formación preexistente. Es tiempo de revisar, cómo enseñamos y con qué objetivo. La mirada está puesta en la metodología y en los contenidos. 

En este sentido, es muy interesante el proyecto educativo piloto del programa “The O Shaped Lawyer”, desarrollado en el Reino Unido, que busca formar abogados en la carrera de grado con un modelo de profesional que se basa en cinco “O” que describen comportamientos o mentalidades: 1) Optimism, formar abogados con una mentalidad positiva que permitirá que sean vistos como socios comerciales, no como bloqueadores comerciales; 2) Owership, se debe entrenar a los abogados para asumir una mayor responsabilidad por los resultados; 3) Open-Minded, los abogados deben desarrollar una mentalidad abierta y de crecimiento; 4) Opportunistic,  abogados entrenados en ver oportunidades de negocios y 5) Original, dado que la formación de los abogados está basada en jurisprudencia y en cierta medida mira para atrás, los futuros abogados deberán ser más creativos e innovadores para la resolución de los problemas(17)

 

¡De la formación a los superpoderes!

Anthony Kronman, decano de la Facultad de Derecho de Yale entre los años 1994 y 2004, sostuvo en su ensayo “Vivir en el Derecho”, que los abogados necesitan en su trabajo sabiduría en vez de una simple destreza o astucia. Luego de recordar a Aristóteles y su análisis sobre el buen orador, llegaba a la siguiente conclusión: “Un abogado exitoso debe sus triunfos, en parte por lo menos, a la personalidad que posee, y no simplemente a su conocimiento del derecho o al dominio de técnicas retóricas. Apuntar a tener buen juicio o la sabiduría práctica. Esto no se obtiene sólo con apropiarse de una capacidad, cuyo dominio no produce fundamentalmente ningún cambio en el que lo posee. Apuntar a poseer sabiduría práctica, es apuntar a una concepción particular de la personalidad y al modo de vida asociado a ello”(18).

Hoy más que nunca, el abogado requiere de sabiduría y su gran fortaleza es su personalidad. El arma más poderosa que tiene para trabajar junto con las máquinas, que serán parte de sus equipos. Es desarrollando esa personalidad que podremos oponer una Inteligencia profesional a la Inteligencia artificial y demás tecnologías. Para ello, se debería trabajar y poner foco en el despliegue de las siguientes potencialidades, o casi “superpoderes”:

 

1) La potencia de ser Personas 360 o neo-generalistas. 

Tal como las describen Mikkelsen y Martin, se trata de personas que fluyen en la transversalidad, se mueven en los intersticios de las áreas. Llevan ideas e innovaciones de una industria a otra. Su aprendizaje podría ser una mezcla de tecnología, humanidades, arte, ciencia. Son personas que viven y se mueven en más de un mundo y con un alto nivel de alfabetización. Para ello requieren aprender cosas nuevas todo el tiempo, lo que se logra con apertura mental, flexibilidad, humildad y autodisciplina. Los neo-generalistas son conectores de conocimiento, ideas y personas. Construyen puentes entre personas, silos y dominios especializados. Desafiadores de sesgos y percepciones de la realidad. Excelentes anfitriones en conversaciones determinantes. Los moviliza la pasión y la curiosidad. Son personas que generan cambios y resultan hábiles identificadores de amenazas y oportunidades(19).

 

2) La potencia de pensar rápido y en grande. 

Dar espacio para pensar, en nuestra rutina diaria. Ponerle luz a pensamientos e ideas para hacerlos potentes. Tomarnos tiempo para conectar esas ideas con todos sus lugares adyacentes para poder enriquecerlas. En especial, desarrollar dos tipos de pensamiento: a) el pensamiento sistémico que es la capacidad de mirar el conjunto y cada una de sus partes. Se pueden identificar patrones, estrategias para prevenir o enfrentar situaciones futuras y proporciona estrategias para resolver dificultades y entender el contexto que nos rodea; y b) el pensamiento lateral, se basa en la búsqueda de formas alternativas y creativas para la resolución de problemas que se alejan de los caminos mentales tradicionalmente recorridos. Es la búsqueda de una lógica diferente, más flexible, capaz de adaptarse a la situación compleja que se le presenta.

 

3)La potencia de la mente sintética.

Es fundamental para ejercer la abogacía en este nuevo contexto y optimizar el uso de tecnología en los equipos jurídicos. Howard Gardner autor de la teoría de las inteligencias múltiples, se preguntó luego cuáles serían las mentes necesarias para el futuro. Incluyó así, en su obra “Las cinco mentes del futuro”, a la mente sintética detallándola como la que recaba información, la comprende, evalúa y agrupa para darle sentido para uno mismo y para los demás. Se selecciona la información esencial a partir de enormes cantidades de información disponible.Lo expuesto se resume en que ningún intento de síntesis surge en el vacío:“En cada caso, existe una meta que lo motiva; una postura inicial que la persona que sintetiza adopta; una serie de herramientas o estrategias que pueden emplearse; una o muchas síntesis provisionales y, al menos, ciertos requisitos que permiten evaluar el nivel de éxito alcanzado por la síntesis”(20).

 

4)La potencia de la autenticidad.

La autenticidad es vivir de acuerdo con lo que decimos. Las personas auténticas inspiran. Las paredes de los estudios y de las áreas legales de las empresas deben ser de cristal y lo que las hace transparentes son las personas de adentro, más que la gente de afuera.Los valores se transmiten con naturalidad. Se respetan los clientes porque la relación de los abogados entre sí, internamente en la organización, es de respeto. Se achatan las jerarquías.Se cumplen las condiciones del entorno natural, se rechazan los espacios que contaminan. Ser auténtico es actuar con coherencia intrínseca que quizá, a veces puede ser un desafío, pero que en un futuro cercano será una de las mejores maneras de ser competitivo(21).

 

5) La potencia de la formación profesional híbrida.

Una formación que facilite conjugar el ámbito del derecho, la gestión empresarial, la tecnología y el arte. La capacidad de pensar no sólo en tareas jurídicas sino también en innovar en procesos de organización del trabajo y en la forma de prestación de servicios jurídicos.  Se requieren capacidades tecnológicas y de gestión. Empatía y sensibilidad para comprender y acompañar al cliente en su negocio. Ejercer el derecho como la medicina clínica.  

 

6) La potencia del aprendizaje continuo, sumando conocimiento de distintas disciplinas.

Para ello se debe incorporar la versatilidad de ser un aprendiz y “desaprendiz” permanente. Tenemos que generar nuevos modelos mentales, partiendo de los conocimientos que ya tenemos. Aprender es incorporar nuevos conceptos, habilidades y experiencias. Desaprender es reprogramarnos para nuevos contextos. No desaprendemos para vaciarnos, sino para volver a llenarnos de conocimiento útil y de competencias que nos orienten más hacia el futuro, que hacia el pasado. 

 

7) La potencia de tener un propósito orientador.

El propósito da sentido a lo que hacemos, y genera motivaciones intrínsecas, sin atarnos a planificaciones rígidas. En palabras de Bertrand Russel: “Los seres humanos son muy diferentes en lo que se refiere a la tendencia a considerar sus vidas como un todo. Algunos lo hacen de manera natural y consideran que para ser feliz es imprescindible hacerlo con cierta satisfacción. Para otros, la vida es una serie de incidentes inconexos, sin rumbo y sin unidad. Creo que los primeros tienen más probabilidades de alcanzar la felicidad que los segundos, porque poco a poco van acumulando circunstancias de las que pueden obtener satisfacción y autoestima, mientras que los otros son arrastrados de un lado a otro por los vientos de las circunstancias, ahora hacia aquí, ahora hacia allá, sin llegar nunca a ningún puerto. Acostumbrarse a ver la vida como un todo, es un requisito imprescindible para la sabiduría y la auténtica moral y es una de las cosas que deberían fomentarse en la educación. La constancia en los propósitos no basta para hacerle a uno feliz, pero es una condición casi indispensable para una vida feliz. Y la constancia en los propósitos se encarna principalmente en el trabajo”(22).  El propósito no se encuentra de casualidad. El propósito se construye. No hay un único propósito en la vida; hay múltiples propósitos de acuerdo con las etapas y a las actividades que desarrollemos.  

 

8) La potencia de tener mentalidad digital.

José Torres Varela, desarrolla el concepto de “abogado digital” y caracteriza a este último por tener una mentalidad digital. Para ello se requiere perder el miedo a la tecnología; tener flexibilidad cognitiva, es decir, estar abierto al cambio, a probar ideas nuevas; estar familiarizado con tecnología básica; manejar herramientas virtuales; desarrollar la habilidad de crear y construir con las posibilidades que facilita el mundo digital; entender la tecnología, saber usar datos, estadística y probabilidad para tomar mejores decisiones legales, y entender cómo funciona la inteligencia artificial. Para este autor, la mentalidad digital es un determinante del talento legal para el presente y el futuro(23).

 

9) La potencia de la antifragilidad.

La “Antifragilidad” es un concepto acuñado por Nassim Taleb en su obra “Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden”. Se plantea que ante un golpe, lo rígido tiende a resquebrajarse. Lo extremadamente flexible, tiende a diluirse. La antifragilidad permite que frente a un golpe, no solamente no nos rompamos, sino que eso que vivimos sea parte de nuestro bagaje. Ante cada golpe, nos fortalecemos, nos mejoramos. Incluso ante la aparición de un cisne negro(24), los antifrágiles capitalizan la oportunidad y mejoran. Esta potencia es clave para los buenos resultados y para la permanencia en el tiempo(25).

 

Nuevos trabajos para abogados.

Según Richard Susskind, que disminuya la demanda o relevancia del abogado en su ejercicio tradicional, no significa que haya menos puestos de trabajo para abogados en el futuro. Ello así dado que la diversidad de modelos de prestación de servicios jurídicos va a necesitar de buenos conocedores del Derecho para el desarrollo y aplicación de diferentes tecnologías. Los abogados estarán ocupados en un abanico más amplio de tareas y actividades jurídicas que antes(26).

El impacto de las tecnologías disruptivas y la descomposición del trabajo profesional, azuza la tendencia a capacitar en base a tareas y actividades, lo cual conducirá a nuevos tipos de roles en el ejercicio de las profesiones. Con particular referencia a los abogados(27), Torres Varela se refiere a la sociedad post-profesional y construye un listado de ocupaciones posibles para abogados, partiendo del oportunamente elaborado por Susskind(28). De la conjunción de propuestas surgen más de quince trabajos novedosos. Se detallan a continuación algunos ejemplos:

  1. Ingeniero de conocimiento legal. En el proceso de cambio de un sistema de servicios legales a medida hacia una sistematización de éstos, se requiere el trabajo de un experto que realice una investigación y análisis legal, para poder determinar las formas de trabajo estandarizadas y que pueden ser contempladas en programas de software. Este trabajo consiste en el desarrollo de estándares legales y procedimientos, y la organización y representación del conocimiento legal en software. 
  2. Abogado tecnológico o tecnólogo jurídico.Un abogado con conocimiento y experiencia tanto el ejercicio legal como en ingeniería de sistemas y gerencia tecnológica. 
  3. Jurista híbrido. Como anticipáramos una formación híbrida con conocimientos en otras disciplinas como el diseño, negocios, mercadeo, políticas públicas, comportamiento organizacional, arte, entre otras, construye un abogado interdisciplinario. Este profesional está en condiciones de aportar un valor adicional al servicio a sus clientes que los exclusivamente abogados. 
  4. Analista de procesos legales. La descomposición del trabajo legal en las diferentes tareas y procesos que lo componen, requiere de analistas conocedores de trabajo y que puedan determinar cuáles son las actividades que los conformas. Esta función es necesaria para identificar cómo hacer mejor el trabajo, más rápido y reduciendo burocracias inútiles.
  5. Gerente de procesos legales. Es un profesional especializado en la gestión de proyectos legales. Las áreas legales de empresa e incluso de estudios jurídicos, están incorporando conceptos del gerenciamiento de proyectos. Los principios y criterios del Legal Project Management, ya están siendo observados desde la gestión de costos, tiempo, alcance, armado de equipos y estimación de riesgos.
  6. Científico de Datos Legales. Es un profesional capacitado para identificar correlaciones, tendencias y patrones para colaborar en la toma de decisiones o llegar a ideas novedosas. Los científicos de datos también realizarán un aporte valioso en el ejercicio de la abogacía porque se hará cada vez más habitual el uso de datos para la toma de decisiones. 
  7. Abogado experto en Investigación & Desarrollo. Es una demanda vigente el que aumente la interacción entre el campo de la práctica jurídica, el mundo académico y el desarrollo de investigación aplicada. Para el diseño y desarrollo de nuevos servicios y soluciones legales, los abogados deberán involucrarse en el campo de la investigación y desarrollo, y en la búsqueda de inversiones para investigación y experimentación. Los abogados pueden ayudar a los desarrolladores de aplicaciones a guiar lo que hace la aplicación. 
  8. Especialista en Solución de Disputas en Línea. Se ha planteado también que esta es una oportunidad para formar a los abogados en el rediseño de los sistemas jurídicos y la administración de justicia. En ese contexto, además del desarrollo de una justicia digital, estarán dedicados la creación de sistemas de resolución alternativa de disputas potenciados por nuevas tecnologías como el blockchain, entre otras. 
  9. Ingeniero de Riesgo Legal. Se requiere profesionales con una visión proactiva y preventiva. Al cambiar la visión de la profesión, no es suficiente un ejercicio reactivo ante al caso o conflicto que se pone en nuestro conocimiento. Por ello, se desarrollarán tareas de anticipación de problemas legales mediante la aplicación de metodologías y procedimientos aplicados en otras disciplinas).
  10. Diseñador Legal. Los cambios o tormenta en el ejercicio de la abogacía no se motivan sólo en la aparición de tecnologías disruptivas, sino también en una nueva mirada puesta en la persona receptora de la asistencia legal y en las dificultades de acceso y comprensión de estos servicios. Se demanda transparencia y accesibilidad. La comprensión de textos legales y mejora de la experiencia del usuario de servicios jurídicos se está desarrollando con la ayuda de disciplinas como el Legal Design. Para esta tarea, el profesional más eficiente será aquél que tenga un conocimiento profundo del derecho y de los distintos campos del diseño.  
  11. Abogado experto en la creación de productos digitales. Para acompañar la concepción y desarrollo de productos digitales, el abogado tiene que estar presente en el proceso y atento al negocio. Si no entiende la investigación de usuario, tecnología, diseño, el papel del producto dentro de la estrategia de la empresa y el caso de negocio, difícilmente el profesional del derecho podrá anticipar y corregir riesgos legales en la concepción de un producto o servicio. 
  12. Encargado de Protección de activos digitales. Así como se ha desarrollado a instancia de la normativa europea, la figura del Oficial de Protección de Datos, se observa que la creciente presencia de activos digitales requerirá de expertos en la materia y su protección: cuentas bancarias digitales, cuentas de redes sociales, criptomonedas, propiedad intelectual, entre otros. 
  13. Oficial de cumplimiento de código abierto. El control sobre el cumplimiento de marcos regulatorios es parte de las tareas que desarrollan profesionales del derecho frente a autoridades regulatorias y en resguardo de entidades reguladas. El abogado experto en temas regulatorios también está incorporando en su campo de actuación la revisión sobre el cumplimiento de obligaciones de código abierto y de la vigencia de licencias y derechos de distribución para el uso de ese código. 
  14. Arquitecto de soluciones legales. Es el abogado que trabaja con los clientes para entender las personas, los procesos y los datos necesarios para resolver un problema de un cliente. Este abogado debe desarrollar la empatía y tener habilidades para la identificación de procesos y la detección de datos pertinentes.
  15. Abogado experto en ciberseguridad. En un mundo cada vez más interconectado, y con el uso extendido de las redes sociales, se torna imperioso contar con la capacidad para determinar vulnerabilidades en los sistemas y responder frente a incidentes de seguridad. Se requerirán profesionales con dominio en la regulación y requisitos de seguridad adecuados, a fin de proteger a sus clientes y terceros de problemas de ciberseguridad. Estos profesionales del derecho deberán conocer de tecnología y seguridad de la información. 
  16. Abogado computacional. El abogado conocedor del derecho y de las problemáticas que requieren su intervención, que además sepa programar, estará en condiciones no sólo de supervisar el trabajo de especialistas son de crear por sí, nuevos tipos de productos jurídicos como contratos legales inteligentes (Smart contracts) o aplicaciones que faciliten el acceso de la ciudadanía a un asesoramiento jurídico básico.

 

La pasión por la profesión 

           Los cambios descriptos nos dan la oportunidad de revisar nuestro rol como abogados. Poner atención en cómo nos sentimos con lo que hacemos. Cómo nos mira la sociedad, y que función queremos desempeñar en ella. Una oportunidad para revisar qué incorporar y qué transformar. Cuáles son los conceptos que forman parte de mi identidad, y qué tengo que desaprender. 

Este nuevo ecosistema genera múltiples motivaciones para el ejercicio de la abogacía. Tradicionalmente se requería que el abogado tuviera el conocimiento legal, más habilidades como la escritura y la oratoria. Hoy se requiere que abordemos los problemas con mentalidad abierta y generemos oportunidades con todas nuestras inteligencias múltiples, no sólo con la lógica lingüística. El abogado del futuro ejercerá la profesión de una forma más centrada en el ser humano, más conectado consigo mismo, y emocionalmente inteligente. 

El desarrollo de una carrera profesional requiere de tener presente por qué elegimos esa profesión. Esa memoria y la adopción de un propósito nos permitirá ir por la vida con intención, buscando sentido, siendo más selectivos con lo que queremos alcanzar y proactivos con aquello que está vinculado a nuestros deseos.

          Tomar decisiones laborales basadas en “lo que te dice el corazón», no es una idea descabellada ni romántica. Es una visión bien práctica para desarrollar la profesión. Tenemos que detectar cuál es el campo de inquietudes que nos va a permitir conectarnos con alguna dimensión de la experiencia humana para agregar valor y que resulte significativo para nosotros. El derecho nos permite vincularnos con múltiples experiencias humanas. Por ello, para sincronizar quiénes somos y pararnos sobre nuestros propios pies se requiere un trabajo introspectivo que permita elegir qué es eso que genuinamente nos moviliza y dar lo mejor de nosotros.

                 Es oportuno recordar una frase del famoso discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford en el 2005, en un momento trascendental de su vida. Nos invita a salir de nuestra zona de confort, a animarnos a emprender y a buscar lo que nos gusta: “El trabajo va a llenar gran parte de nuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideres un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hagas. Si aún no lo has encontrado, sigue buscando. No te conformes. Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabrás cuando lo hayas encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejorarán y mejorarán según pasan los años. Así que sigue buscando hasta que lo encuentres. No te conformes.”

Hasta aquí un esbozo preliminar de la que hemos bautizado como Inteligencia profesional. La que va a poner la inteligencia artificial a su servicio. La que lleva a aumentar y potenciar el trabajo de los abogados. La que nos presenta desafíos cada vez más interesantes. La que nos obliga a involucrarnos, con toda nuestra humanidad. La que en definitiva, nos convierte en mejores abogados y -sobre todo- en mejores personas.

 

(1)Ribstein, Larry. “The Death of Big law”, vol. 2010, n° 3 (August 2010), ps. 749-815 profetiza la muerte del Derecho tal como ha sido y es practicado por la mayoría de las grandes firmas jurídicas en cuanto expresión tradicional del ejercicio de la abogacía. En Solar Cayón, José Ignacio “La inteligencia artificial jurídica. El impacto de la innovación tecnológica en la práctica del Derecho y el mercado de servicios jurídicos”, Monografías Aranzadi de Derecho General, Aranzadi, 2019,  p. 70.

(2)Brescia, Raymond H.: “What we know and need to know about disruptive innovation”, South Caroline Law Review, vol. 67, p. 203, 2016: “la profesión legal está en la antesala de una disrupción: un giro transformador que probablemente cambiará la práctica del Derecho”, citado por Solar Cayón, op. cit.

(3)Nino, Carlos Santiago, “Introducción al análisis del derecho”, 2da edición ampliada y revisada.

(4)Gardner, Howard, “Las cinco mentes del futuro”, Ediciones Paidós, 2011, ps. 85 y ss.

(5)Campanario, Sebastián, “Álter eco. Desde Rusia y con amor a los sistemas complejos: la historia no lineal de Viktorisha”, Diario La Nación, 12-01- 2014.

(6)Nino, Carlos Santiago, “Introducción al análisis del derecho”, 2da edición ampliada y revisada.

(7)Semeshenko, Victoriya, Investigadora Adjunta en el Departamento de Economía del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y con una maestría en “Modelización y simulación de realidades complejas”, sostiene: “La física tiene mucho para aportar a nuestra comprensión de los fenómenos sociales. Un ejemplo de esto son las aplicaciones de teoría de las redes a la sociedad” (Entrevista: Programa Radio UBA – Partida Doble, 3 de diciembre de 2018, “Sistemas complejos aplicados al mundo de ciencias sociales y economía” – https://www.youtube.com/watch?v=h8RhBdpsqFs -10/11/2020-)

(8)Covey, Stephen R., “El Líder Interior, cómo transmitir e inspirar valores que conducen a la grandeza”, Paidós, Buenos Aires, 2009, pp. 25 y ss. Este autor cita a Daniel Pink, “A Whole New Mind”, en cuanto concluye que las personas que se están haciendo del control de la economía son los grandes cerebros, las personas que saben optimizar y manejar creativamente los datos, sin limitarse a memorizarlos o a repetirlos de manera mecánica, y todo esto lo consiguen porque saben trabajar eficazmente con lo demás.

(9)Otro elemento para ponderar qué se espera de los profesionales ante los cambios que vivimos, se ve en la lista elaborada oportunamente por la Asociación Nacional de Universidades y Empresarios (NACE) National Association of Colleges and Employers de Estados Unidos, “Diez cualidades y aptitudes esenciales que buscan los empresarios:  Capacidad de comunicación (verbal y escrita), honestidad/integridad, capacidad para trabajar en equipo, aptitudes interpersonales, motivación e iniciativa personal, intensa ética de trabajo, capacidad analítica, capacidad tecnológica, capacidad organizativa, mente creativa.

(10)Gardner, Howard, “Las cinco mentes del futuro”, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 12 y ss.

(11) Stephensons, Lloyd, responsable global de recursos humanos de Ashurst señala que los abogados del futuro han de tener una obsesión por el cliente, estar centrados en dar un asesoramiento de alto valor añadido, práctico y atento, mientras que adoptan una actitud emprendedora, y para ello necesitan un pensamiento crítico, pero también creativo, además de una alta capacidad de resolver problemas complejos, buenas dotes de negociación, inteligencia emocional y trabajo en equipo. Citado por Laura Saiz, en “Los retos a los que se tiene que enfrentar el abogado del futuro”, https://www.expansion.com/juridico/actualidad-tendencias/2018/06/23/5b2d336d468aeb8e2c8b4611.html(10/11/2020)

(12)Latorre Sentís, José Ignacio, “Ética para máquinas”, Grupo Planeta, 2019, p. 168 e-Books digital.

(13)Solar Cayón, José Ignacio, “La inteligencia artificial jurídica. El impacto de la innovación tecnológica en la práctica del Derecho y el mercado de servicios jurídicos”, Monografías Aranzadi de Derecho General, Aranzadi, 2019, p. 71.

(14)Williams J. C., Plattt A. y Lee J., “Disruptive Innovation, New Models of Legal Practice”, University of California Hastings College of the Law”, 2015 citado por José Ignacio Solar Cayón en “La inteligencia artificial jurídica. El impacto de la innovación tecnológica en la práctica del Derecho y el mercado de servicios jurídicos”, Monografías Aranzadi de Derecho General, Aranzadi, 2019, p. 72.

(15)Susskind, Richard, “Tomorrow’s Lawyers”, Oxford University Press, 2017, ps. 135-144.

(16) Jerome Frank, “A plea for Lawyers-Schools”, The Yale Law Journal, volumen 56, septiembre de 1947, ps. 1303-1344, en versión abreviada “Una defensa de las escuelas de abogados”, traducido por Martín F. Bömer compilado en “La enseñanza del derecho y el ejercicio de la abogacía”, Biblioteca Yale de estudios jurídicos. Editorial Gedisa, 1999, Barcelona, pp. 66 y 67.

(17)The O Shaped Lawyer Programme”: https://www.oshapedlawyer.com/about

(18)Kronman, Anthony T., Living in de Law, University of Chicago Law Review, volumen 54 (1987), ps. 835-876, traducción: Christian Gruemberg.En “La enseñanza del derecho y el ejercicio de la abogacía”, Martín F. Bömer, compilador. Biblioteca Yale de estudios jurídicos. Editorial Gedisa, 1999, Barcelona, ps. 213-231.

(19)Kenneth Mikkelsen y Richard Martin, “The Neo-Generalist: Where You Go is Who You are”, LID Publishing, 2016.

(20) Gardner, Howard, “Las cinco mentes del futuro”, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 88.

(21)Marcet, Xavier, “Esquivar la mediocridad”, Plataforma Editorial, 2018, p. 26, eBook.

(22)Bertrand Russell “La Conquista de la Felicidad“. Penguin Random House Grupo Editorial,  España, 2015, e-Book.

(23)Torres Varela, José, “Abogados Digitales”, abogadodigital.TFDC.co, point.

(24)Entendemos por cisnes negros aquellos eventos atípicos raros e impredecibles de impacto extremo.

(25)Taleb, Nassim Nicholas, “Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden”, Random House, 2012.

(26)Susskind, Richard. Citado por Solar Cayón en “La inteligencia artificial jurídica. El impacto de la innovación tecnológica en la práctica del Derecho y el mercado de servicios jurídicos”, Monografías Aranzadi de Derecho General, Aranzadi, 2019, p. 226.

(27)Torres Varela, José, “Abogados Digitales”, abogadodigital.TFDC.co, point.

(28)Susskind, Richard, “El abogado del mañana” (traducción de la obra original «Tomorrow’s lawyers» 2ª Ed. mayo 2017), Wolters Kluwer. Ver también: “El Futuro de las Profesiones”, trad. J. C. Ruiz, Editorial Teell, 2016 (obra original: “The Future of the Professions, how technology will transform the work of human experts”, Richard Susskind and Daniel Susskind, Oxford, University press, 2015).