A menudo nos sentimos en la niebla. Leemos que una Inteligencia artificial, llamada Dalle-2, es capaz de generar dibujos e imágenes de alta calidad, a partir de una mera descripción. La creatividad ya no es exclusiva del ser humano. No podemos resistirnos al mundo. Nos preguntamos: ¿Cómo ser inteligentes? ¿Cómo desarrollar nuestra singularidad?
Galileo y Harriot observaron la misma luna, pero vieron cosas distintas. Galileo pintó siete imágenes en sepia. Con su destreza de acuarelista, descifró el origen de las sinuosidades de la luna. Ciencia y arte se potenciaron. Gracias a su vista entrenada, y al conocimiento de la perspectiva y del arte del claroscuro, pudo determinar el bajorrelieve lunar. De no haber construido su telescopio, la luna no se habría visto con ese nivel de precisión.
La inteligencia es dinámica. El desarrollo intelectual y la creatividad van de la mano y percibimos nuevas conexiones entre hechos, ideas y circunstancias.
Es una búsqueda personal, un enorme y fascinante desafío. Necesitamos dejar de lado las ideas preconcebidas sobre nuestro trabajo, percibir nuestras diferentes formas de inteligencia, nuestros puntos fuertes y emociones, nuestro artista.
Como profesionales, pensemos: ¿Qué síntesis queremos ser? ¿Cuáles serían sus ingredientes?