¿Cuántas páginas debe tener un escrito jurídico? ¿Son necesarias más de
veinte? ¿Podríamos entregar un trabajo condensando la solución en un solo
párrafo? ¿Se valoraría todo el tiempo y esfuerzo dedicado de igual manera?
¿Cómo entrenarnos para ser breves sin perder profundidad?
Las neurociencias sostienen que el límite de concentración humana son
veinte minutos, luego la mente empieza a divagar. La teoría de la relatividad
de Einstein no llega a las cien páginas. En el prólogo de ¨El jardín de los
senderos que se bifurcan¨, Borges escribió: “Desvarío laborioso y
empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas
páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos.”
Gran desafío para el ejercicio de la abogacía. Tal vez nos enfrentamos a un
tiempo en que tenemos que desaprender y volver a aprender. A valorar y a
enseñar que se valore nuestro trabajo de manera diferente. A destacarnos
por la destreza de sintetizar, condensando sólo lo esencial. Respetando
siempre el tiempo del otro. Por algo se dice que la brevedad encierra cierta
dosis de humanismo en tanto es un reconocimiento a nuestra finitud.
Cuidar la brevedad no atenta contra su seriedad. Por el contrario, como diría
el pensador alemán Odo Marquard, es tomar “tan en serio la seriedad que se
considera necesario hacerla más soportable” (en “Individuo y división de
poderes” Estudios Filosóficos). Es pensar en los destinatarios de lo que
escribimos. Pensar en los otros.
Se nos ocurre que una forma interesante de entrenar la síntesis y de disfrutar
de ese proceso, es aprendiendo a hacer Haikus o Senryu. Los Haikus se
refieren más a la naturaleza. Los Senryu a la existencia humana. Son una
forma poética japonesa que consiste en una estrofa compuesta por tres
versos de diecisiete sílabas en total. Cinco, siete y cinco. Ayudan a precisar
no sólo el lenguaje sino también la mirada. Obligan a encontrar la palabra
justa. A depurar, vaciar, limpiar despojar, sintetizar. Son breves, pero buscan
la imagen totalizadora que capture la verdadera esencia de las cosas.