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Published on: Las conversaciones de la semana

Otra forma de ser inteligentes

Las corazonadas nos arrasan cuando aparecen. Esa brújula interior que nos
empuja a actuar. Un sentimiento potente de certeza que experimentamos en el
cuerpo, sin entender muy bien cuál es el origen. El otro día hablábamos de esto
en el almuerzo:

Gaby: “Hay señales que no puedo dejar de seguir cuando las veo. Ese dolor de
estómago que me impulsa a tener una conversación cuando alguien querido
hace algo inadecuado para mí; o cuando, de repente, conoces a una persona
por primera vez y aparece una sensación de confianza, de comodidad y es
como si la conocieras de toda la vida”.

Pau: “A veces me cuestan algunas decisiones, aunque racionalmente parezcan
las más convenientes. Me resisto a tomarlas. Siento que en algo contraían mi
ser. No puedo explicar de dónde proviene el freno, pero se vincula con el
impacto que esas decisiones tendrán sobre otros.”

Dicen los expertos que para escuchar las corazonadas tenemos que atenuar
el ruido mental. Tener la mente despejada y en silencio. Aparecen de diferentes
formas. Pueden ser palabras, sensaciones corporales, pensamientos
repentinos. Hay que estar atentos para interpretarlas. Son parte de nuestras
herramientas racionales para la toma de decisiones, especialmente para las
complejas, cuando tenemos muchas variables en juego.

Otros hablan del cerebro del corazón y dicen que es una cuestión magnética.
Parece que el campo electromagnético del corazón es más potente que el de
todos los órganos del cuerpo. Los que nos rodean pueden recibir información
de nuestro corazón y nosotros recibir los latidos de otras personas. Cuando se
utiliza el corazón se pone en marcha un tipo de inteligencia totalmente
diferente.

Tal vez, en el mundo de la hiperconectividad, la robótica y la inteligencia
artificial tengamos que desarrollar la inteligencia del corazón para buscar la
diferencia. Una inteligencia del ser humano aún no replicada ¿Cómo hacerlo?
Construyendo vínculos memorables. Entrenando la compasión, el coraje, el
agradecimiento y la generosidad. Escuchándonos. Poniendo corazón en todo lo
que hacemos.

Corazón y Corazonadas, dos recursos al alcance de todos. ¿Empezamos a
entrenarlos?